Nos tomaron ésta foto el día que ella cumplió doce años. Lentamente he ido perdiendo a esa niña mientras va emergiendo una nueva persona y de pronto todo cambia, ahora tiene su propia agenda que muchas veces no coincide con la mía, tiene intereses propios que respeto aunque no comparta, tiene perspectivas diferentes de algunas situaciones, en conclusión se apropia de su vida. Es hora de recoger esa imagen de niña e inmortalizarla en mis memorias, ella siempre sabrá que su sólo nacimiento me hizo la mujer más feliz, plena y realizada del mundo. Y que después de que me hizo abuela no pude volver a ser la misma, que me tocó arrancar muchas páginas que había escrito sobre el amor y empezar un tratado nuevo, que se sigue escribiendo mientras la veo cual crisálida saliendo de su capullo.
