jueves, 24 de febrero de 2011

AVEIRA



Aveira recibió el anuncio de que sería el ángel de la guarda de una pequeña que nacería con un bindi entre las cejas, su nombre no le sería revelado, ya que como era su primera misión como ángel de la guarda debía encontrar a la pequeña entre la extensa población del planeta tierra, al menos sabía en que planeta nacería.
Aveira visitó muchos hospitales durante los meses de febrero y marzo que era más o menos la fecha que le habían dicho en que nacería la pequeña, no habían muchas bebes con bindis en el entrecejo así que sería fácil reconocerla, se infiltró en algunas casas con la esperanza de que ahí estuviera su pequeña protegida. Llevaba consigo una tinaja con agua bendita para bendecirla cuando la encontrara. En una de las casas donde estuvo esperando por su protegida una pareja la capturó y la pusieron a cargo de cuidar a la abuela de la chica, le escribieron debajo de la tinaja de agua en inglés “To: grandma from Samantha and Robbie” la abuela puso a flotar una vela en el agua de la tinaja y le quemó el brazo izquierdo a Aveira, quien se vio en apuros para apagar la veladora.
Pensó que quizá esos nombres podían ser una clave que le había dado Dios para encontrar a la pequeña y dado que sabía que era una mujer se le ocurrió pensar que quizá se llamaría Samantha, aunque le parecía demasiada casualidad que Dios le diera una pista tan obvia, a menos que Dios pensara que ella era un ángel de la guarda retrasado, pero Dios no pensaría jamás mal de sus hijos.
Aveira acompañó a la abuelita de la pareja, sabiendo que esa misión era temporal hasta que encontrara a su pequeña protegida, que entre otras cosas pasaban los meses y ella no la encontraba, aunque sabía que Dios había puesto a Ángeles suplentes a cuidarla mientras Aveira la encontraba. La abuelita se vio en el umbral de la muerte y Aveira la acompañó en aquella transición y se quedó otra vez desempleada y a merced de lo que la familia de la abuelita decidiera hacer con ella, quienes decidieron donar las pertenencias de la abuelita a una mujer que tenía una tienda de segundas y quien vendía sus cosas los fines de semana en el mercado de las pulgas.
Parada en una mesa en exhibición, aveira meditaba para que su protegida le enviara una señal y pudiera llegar hasta donde ella estaba, y fue capturada de manera mágica por la mirada de una mujer de edad madura quien la tomó en sus manos y de inmediato viró la tinaja de agua para ver si tenía precio, pero en cambio leyó la dedicatoria de Samantha y Robbie, y agitada por un maremoto emocional llamó a su esposo y le dijo: “amor, mira esto” y el hombre leyó la dedicatoria mientras la mujer emocionada decía “no es mucha sincronía? Yo estaba buscando un ángel con tinaja para pitufina y mira encuentro este justo con esta dedicatoria” pero el hombre insistía en que tenía un brazo quemado, mientras Aveira estaba confusa, que tenía que ver la leyenda con ese nombre tan absurdo que había mencionado la mujer, y que tenía de malo un ángel con una quemadura en un brazo “estos humanos, siempre tan materialistas que le rinden tanto culto a la apariencia, ahora resulta que no valgo nada por tener un brazo quemado” refunfuñaba Aveira en su lengua angelical, mientras  la mujer no soltaba a Aveira, como si en alguna parte de ella supiera que se la llevaría con ella ese día, preguntó por el precio y le dijeron “$3” mientras Aveira se sorprendía de lo devaluada que estaba en el mercado de los humanos sólo por haber cambiado varias veces de dueño y por tener un brazo quemado. Cuando la mujer tomo otro ángel con una leyenda hermosa Aveira empezó a sudar y a ver su futuro incierto, pero la mujer sostenía a Aveira en sus manos, mientras discutía con su esposo la decisión de cual de los Ángeles llevar. Finalmente la mujer hizo el análisis de que llevaría a Aveira por dos motivos: porque estaba buscando uno que tuviera tinaja para el agua bendita como el que ella había tenido en su niñez y que le parecía muy sincrónico que tuviera justamente ese nombre debajo de la tinaja “es como si estuviera predetestinado y escrito” terminó diciendo. Lo pagó y se lo llevó a casa.
En casa de la mujer Aveira fue sometida por el esposo a rigurosos métodos de sanación en el brazo quemado, métodos que abogaban más por la parte estética que por la sanación como tal, hasta que la mujer le pidió que le dejara el ángel de su pitufina quieto, que ella se lo regalaría tal cual, porque estaba más cargado de simbolismo que de otra cosa, y ahí reposó dos semanas en una mesa, hasta que ella lo lavó, lo empacó en papel de regalo y se lo llevó a su nieta el día de su bautizo.
La nieta de la mujer a quien ella le decía cariñosamente Pitufina, se llamaba Samantha, y cuando Aveira entró en el cuarto de Samantha y la vio, identificó el bindi en el entrecejo y supo que su búsqueda había terminado. Que en efecto Dios le había puesto ese nombre como pista, y que su destino era cuidar de Samantha por el resto de su estancia en este planeta, supo que los Ángeles siempre le son asignados a los bebes por Dios, pero que los posesionan sus abuelas, generalmente las abuelas maternas, y que la abuela de Samantha supo reconocer el ángel de ella, porque era una mujer muy intuitiva que tenía su tráfico de influencias angelical.

Samantha en su bautizo


Este cuento fue a proposito del regalo de bautizo que te hice.